miércoles, 12 de octubre de 2011

Julio Herrera y Reissig: "La noche" (pág. 8 de la antología)


La noche
Julio Herrera y Reissig

La noche en la montaña mira con ojos viudos
de cierva sin amparo[1] que vela ante su cría;
y como si asumiera un don de profecía,
en un sueño inspirado hablan los campos rudos.

Rayan el panorama, como espectros agudos,
tres álamos[2] en éxtasis... Un gallo desvaría,
reloj de media noche. La grave luna amplía
las cosas, que se llenan de encantamientos mudos.

El lago azul de sueño, que ni una sombra empaña[3],
es como la conciencia pura de la montaña...
A ras del agua tersa, que riza con su aliento,

Albino, el pastor loco, quiere besar la luna.
En la huerta[4] sonámbula vibra un canto de cuna[5].
Aúllan a los diablos los perros del convento.

(Los peregrinos de piedra, 1909)



“La noche” según Jean Franco*


"El soneto se abre con imágenes de pérdida, de negatividad. Es la noche que mira con sus ojos de ciervo herido. Pero la noche significa lo inconsciente, las fuerzas irracionales. El gallo, símbolo del tiempo y del orden natural, canta a medianoche, la luna amplía las cosas; y el único elemento humano es un pastor loco cuyo nombre, Albino, sugiere la pureza […] El poeta invierte nuestro sentido del orden, presenta un paisaje nocturno en el que las leyes de la luz del día son inaplicables. La razón ha sido desterrada. La irracionalidad es lo único que permanece… y eso unos años antes del dadaísmo, unos años antes que el movimiento surrealista, aunque, desde luego, mucho después del romanticismo alemán, que había creado el tópico del paisaje nocturno. Pero sin duda Herrera y Reissig fue mucho más lejos que Rubén en la percepción de las fuerzas inconscientes, expresando muy bien en sus poemas un sentido de aislamiento desamparado."

*J. Franco, Historia de la literatura hispanoamericana, Barcelona, Ariel, 2009 [1973], pp. 162-163.




[1] Amparo: protection, abri.
[2] Álamo: peuplier.
[3] Empañar: embuer.
[4] Huerta: potager.
[5] Cuna: berceau.